martes, 1 de junio de 2010

Acoso y derribo

Hay cosas que se salen por la tangente y que rozan la paradoja de lo absurdo. Os aconsejo que no caminéis por las calles más transitadas de Madrid, no ya sólo por las masas que recorren sus arterias a cada instante, sino por los acosadores, esos que hacen que uno al principio de la película se sienta culpable, mal y poco solidario, sin embargo, caes en la cuenta que si te haces socio de toda ONG y derivados, tendrían que hacer una para la propia subsistencia de uno. El problema no es el fin, son los métodos que se aplican, no es de recibo pasear por esas calles y que a cada suspiro te cojan por banda y tras cuatro “noes” uno se cansa oiga, pasa del sentirse “poco solidario” a bramar a las furias si es necesario.


No me entendáis mal, evidentemente las ONGS hacen una gran labor y son necesarias, eso es innegable, pero hay más medios para publicitarse y si uno quiere colaborar lo hará sin lugar a dudas. Por otro lado, yo que sé de lo que hablo, os lo puedo asegurar, las ONGS es un negocio más, he visto a “jefes” alardear de la “pasta” que se gana por socio, las técnicas para captar “clientes” y un largo etc. (al menos una parte del dinero va para obras sociales)

Aquí no acaba la cosa, ya no es sólo el pasear por la calle, también es vía telefónica, aunque ahora estemos hablando de compañías que te hacen ofertas referentes a las telecomunicaciones, todos los teleoperadores son del otro lado del charco, y sinceramente, en ocasiones no entiendo ni un cuarto de lo que me dicen, pues el mundo vive de acentos y aunque hablemos la misma lengua, la riqueza es tanta que ciertas expresiones te pierden. Lo peor de todo, son las horas que eligen para la emisión de llamadas, sin respetar la franja horaria, ya sólo queda que llamen a un domicilio a las cinco de la mañana y te hablen tan tranquilos sobre el paquete de internet y los móviles con pantalla de neón.


Ya sólo queda que aparezcan por la puerta del cuarto de baño mientras uno hace sus necesidades, aunque yo ya le he puesto remedio, pues en la tienda de al lado de mi casa venden papel higiénico con lemas, uno de ellos dice “Papel solidario, Te deja el culo pulcro y fino como un querubino”, mientras que el otro reza; “Cambie a letrinas González, y mientras se alivia, hable vía web con su puta madre”.

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