No tengas miedo en las noches marchitas de vino añejo, no tengas miedo cuando estés sentado en un cementerio lleno de cuerpos vivos, no tengas miedo al recorrer las calles junto máscaras grises de falsa sonrisa, no tengas miedo cuando en las noches de soledad sientas en tu nuca el susurro de tu propio aliento.
No te ocultes bajo sombras con el intento de pasar desapercibido en esta senda llamada vida. Traza sueños, se constante, pasos firmes en pos de alcanzar tus objetivos y metas. Mirada crítica y reflexiva sobre el orbe que no para de girar, atento, sin pestañear, paciente movimiento. Caeremos, nos haremos daño, pero toca levantarse y aferrarnos a nosotros mismos, nadie dijo que fuera fácil.
Seamos pequeños gigantes, que ni el viento ni las olas puedan derribarnos. Demos la mano a los corazones valientes y juntos avancemos creyendo en nosotros. Palanca de cambio, conciencias caminantes no hay miedo. Tan sólo una vida, no la derrochemos.
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